Loreto Buttazzoni

Pájaro del mismo tipo se encuentra en el mismo bosque

29 de octubre - 12 de diciembre, 2025

Av. Jorge Basadre 951, San Isidro

Todo comenzó con un insomnio, lo bastante terco como para llevar a Loreto donde un acupunturista chino de voz tranquila, que, entre agujas, pronunció mientras hacia sus incisiones sobre su cuello un antiguo proverbio: “Pájaro del mismo tipo se encuentra en el mismo bosque.”

Una frase puede ser una aguja capaz de tocar una fibra dormida. De esa punzada surgió una imagen, y de la imagen una idea. Así nació la primera exposición de Loreto fuera de Chile: un gabinete de curiosidades contemporáneo —como aquellos donde los nobles europeos del siglo XIX exhibían criaturas exóticas y hallazgos científicos de mundos lejanos—, donde flores, aves e insectos de papel, fijados con alfileres, componían un mapa de figuras más complejas, como unas líneas sinuosas. Loreto reinventó ese impulso de colección no como gesto de conquista, sino como ejercicio de contemplación: una manera de restaurar el asombro ante lo mínimo, ante aquello que sostiene el mundo sin alardes.

Detalles de Les larmes des fleurs (Las lágrimas de las flores), 2025, porcelana modelada a mano e hilos de seda, 40 x 30 cm

El proverbio chino quedó flotando, a la espera de su reencuentro. Hoy regresa para dar nombre a una nueva muestra. Con él vuelve también la intuición de que los destinos, las formas y los seres se atraen por afinidad, como si compartieran una vibración común.

En esta nueva etapa, Loreto amplía su territorio. Transita desde Momento de un jardín imaginario —su anterior muestra en La Mancha— hacia un bosque más denso, donde su exploración de las formas y las texturas se vuelve más orgánica y más sutil. La seda y la porcelana predominan, como si buscara en ellas una alquimia entre lo leve y lo perdurable, entre lo que tiembla y lo que resiste.

Su mirada percibe los hilos invisibles que conectan la naturaleza con los vínculos humanos. Cada pieza parece preguntarse por la causalidad, ese orden secreto que enlaza los encuentros y las pérdidas, las correspondencias y los azares que modelan la vida. En la delicadeza de la seda —tan sensible que reacciona incluso a la estática— hay una lección de fluidez, ductilidad y resiliencia. En la solidez de la porcelana, en cambio, se esconde una fragilidad casi espiritual, como se exhibe en la imagen de la escultura quebrada envuelta en su mortaja.

S/T (3710), 2022, acrílico sobre tela, 150 x 150 cm

Loreto conoce bien ese territorio de tensiones. Durante el terremoto de 2010 en Chile, cuando la tierra no lograba aquietarse y los edificios más imponentes de Santiago amenazaban con derrumbarse, percibió que las flores seguían ahí, que las aves continuaban su vuelo, que los insectos persistían en sus tareas. Lo más leve, lo más imperceptible, permanecía. En medio del caos, comprendió que la fragilidad no es sinónimo de debilidad, sino una forma más pura de entereza.

Esa experiencia atraviesa la obra de Loreto como un pulso secreto. Las flores, los hilos, los cuerpos mínimos que emergen en su bosque dialogan como lo hacen en la naturaleza: por afinidad, por vibración, por deseo. No hay jerarquía, sino correspondencia. Como en los mecanismos de polinización, donde una flor depende del roce de un insecto o del vuelo de un ave para perpetuarse, las formas de Loreto se encuentran, se tocan, se reconocen. Su arte no busca imponer un orden, sino revelar esas conexiones invisibles —irracionales, quizás, pero profundamente verdaderas— que nos enlazan con otros seres y con nosotros mismos.

S/T (3766), 2024, Acrílico sobre tela, 150 x 200 cm

Entre ambas materias ocurre un diálogo. Las flores de porcelana, suspendidas o enlazadas por finos hilos de seda, parecen resistir y entregarse al mismo tiempo. Hay algo profundamente humano en ese gesto: la conciencia de que toda unión implica vulnerabilidad, pero también la posibilidad de belleza compartida.

Como el proverbio, tanto la seda como la porcelana provienen de China, de un conocimiento ancestral que combina precisión y paciencia. La seda es el resultado del sacrificio de un ser diminuto: el gusano muere al producir la seda, un último acto que permite vestir a templos y emperadores. La porcelana, por su parte, nace del fuego. Su blancura es fruto de una transformación extrema: el calor que amenaza con destruirla es el mismo que la vuelve sólida. En ambas materias habita una paradoja: la fragilidad contiene su propia fuerza, y la resistencia no es sino otra forma de ceder.

S/T (3710), 2022, acrílico sobre tela, 150 x 150 cm

En el bosque de Loreto también hay encuentros que parecen guiados por el azar, aunque responden a un orden secreto. Así ocurre en la naturaleza: los destinos se cruzan con precisión milimétrica. Las orquídeas, criaturas de una evolución prodigiosa, lo demuestran. Sus formas siempre simétricas, sus aromas particulares, sus mecanismos de engaño, son estrategias para atraer a un polinizador específico: una abeja, una mariposa, un colibrí. En ese instante fugaz de contacto, ambas criaturas cumplen su papel sin saberlo, sin apego, sin ambición. Solo participan de un equilibrio mayor, un sistema donde el beneficio común se impone al deseo individual.

Esa misma sabiduría —la de la flor que no persigue, pero convoca— atraviesa la obra de Loreto. Sus piezas no gritan: respiran. Invitan a observar lo que sostiene al mundo en silencio. Los lazos sutiles, los encuentros improbables, las vibraciones que hacen que un pájaro encuentre su bosque y que una mirada reconozca su reflejo en otra.

Lista de Obras

GIANCARLO SCAGLIA

Giancarlo Scaglia (Lima, 1981) estudió artes visuales enLima, una ciudad en la que se ha desarrollado como artista. El trabajo deScaglia busca interpretar los conflictos armados que tomaron lugar en losochenta y los noventa en Perú. Su interés en recontextualizar estos eventosdentro del campo del arte lo ha llevado a cuestionar el origen de todo loAvant-garde y cuestionarse a sí mismo lo que determina o no la acción comoarte. Destacan sus exposiciones en el Palais de Tokyo, Paris; Sala Alcalá 31, Madrid;  Espacio 23, Miami; Bendana Pinel ArtContemporain, Paris; Bernier/Eliades, Bruselas y Bienal de Mercosul.

El alcance artístico de Scaglia transita desde la tradición clásica de la pintura de paisaje hasta una interacción directa con el tiempo y la naturaleza, que no sólo actúan como tema sino como cocreadores activos de su obra. En un gesto que combina intención y entrega azar, los lienzos abandonados por el artista en las ruinas de la isla se transforman bajo acción del clima y de las aves marinas. La isla del Frontón-explotada en el siglo XIX por industria del guano y convertida en el siglo XX en un centro penitenciario marcado por su compleja historia política-, se transforma en un símbolo de cambio, un espacio donde convergen memoria, historia y entorno. Su transición hacia pinturas nocturnas del desierto revela una búsqueda que trasciende particular para abrirse a un diálogo universal. Estos paisajes - definidos por el vacío, vastedad y la iluminación lunar- profundizan su exploración de la transformación y permanencia, invitando al espectador a reflexionar sobre lo elemental y lo eterno.

Giancarlo Scaglia

SILVANA PESTANA

Silvana Pestana(Lima,1967) es una reconocida artista multidisciplinaria; trabaja en pintura,escultura, cerámica y fotografía. Su práctica converge en una ampliainvestigación sobre territorios vulnerables, literatura mítica y tradición oraldel Perú. Sus obras destacan por la pulcritud y perfección que se presencian enellas, menciona que su formación como diseñadora gráfica hizo que la exigenciaen la calidad de la producción artística se interiorice en ella. Estudió estadisciplina en el Instituto de Diseño Toulouse Lautrec en 1987 y continuó susestudios en Nueva York y Rode Island, Estados Unidos. Ha participado en más detreinta exposiciones individuales y colectivas en el Perú y el extranjero.Destacan sus exposiciones en el Arsenal de Venecia en 2017, así como larealizada en el importante Museo Milenario de China y The China Museum of MornArt. Su obra forma parte de las colecciones permanentes de la Colección Nobel de Zúrich, la colección privada de Jorge Pérez y del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima; Colección del 21C Museum Kentucky, y de la Pinacoteca de Sao Paulo, Brasil.